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31-07-2011

 

  TRASCRIPCIONES DE LAS 10 PRIMERAS SESIONES DEL JUICIO CONTRA LA JERARQUÍA NAZI

Décimo Día: Sábado, 1 de diciembre de 1945 (10 de 10)


EL PRESIDENTE: Comenzaré la sesión leyendo la decisión del Tribunal sobre la alegación presentada por la defensa del acusado Hess.

El Tribunal ha examinado cuidadosamente la alegación del abogado defensor del acusado Hess, y ha tenido la ventaja de escuchar argumentaciones completas sobre ello de la defensa y la acusación. El Tribunal también ha considerado los muy completos informes médicos que se han presentado sobre las condiciones del acusado Hess, y ha llegado a la conclusión de que no existe ninguna base para solicitar un nuevo examen.

Tras oír la declaración del acusado Hess ante el Tribunal ayer, y a la vista de todas las pruebas, el Tribunal opina que el acusado Hess es capaz de asistir al juicio en este momento, con lo que queda denegada la alegación de la defensa y el juicio puede continuar.

Ahora volverá al estrado el testigo que está declarando.

(ERWIN LAHOUSEN volvió al estrado.)

SR. ROBERTS: Con la venia, Sir David Maxwell Fyfe dijo ayer que no tenía ninguna pregunta que hacerle a este testigo. Me ha pedido ahora que interrogue muy brevemente a este testigo sobre un incidente mencionado en la Acusación, el asesinato de cincuenta oficiales de la R.A.F. que escaparon del Stalag Luft 3 en marzo de 1944.

EL PRESIDENTE: Ha dicho "interrogar".

SR. ROBERTS: Soy consciente de que esto es una cuestión que entra en la parte de la Acusación que es responsabilidad de la acusación de la U.R.S.S. Señoría, he mencionado esto al General Rudenko, y con su habitual cortesía y gentileza ha dicho que no tiene ninguna objeción a que haga algunas preguntas sobre ese asunto.

EL PRESIDENTE: Muy bien.

SR. ROBERTS:

P: Querría preguntarle lo siguiente: ¿sabe algo de las circunstancias de la muerte de cincuenta oficiales de la R.A.F. en marzo de 1944 que habían escapado del Stalag Luft 3, en Zagreb, y volvieron a ser capturados?

R: No, no tengo nada que decir dado que en aquel momento me encontraba en el Frente Oriental como comandante de mi regimiento, y no tuve ya contacto con mis tareas anteriores.

P: ¿Oyó hablar a sus compañeros oficiales sobre el asunto?

R: No, no supe nada de este asunto.

P: ¿No puede ayudar al Tribunal en este punto de ninguna manera?

R: No, de ninguna manera.

INTERROGATORIO

DR. EGON KUBUSCHOK (abogado del acusado von Papen):

P: Testigo, usted afirmó ayer que era amigo íntimo y colaborador del Almirante Canaris. Dado que no me es posible dirigirle directamente mi pregunta al Almirante Canaris, le pido que responda a las siguientes preguntas que le haré: ¿Conocía el Almirante Canaris la actitud del acusado von Papen con respecto a las políticas de guerra de Hitler, y cómo le expresó este punto el Almirante Canaris?

R: Primero querría hacer una ligera corrección a la pregunta que se me ha hecho. Nunca dije que fuera amigo íntimo de Canaris. Pieckenbrock era amigo de Canaris, mientras que yo era meramente uno de sus confidentes. Debido a estarelación, sin embargo, recuerdo que la actitud de von Papen y Canaris hacia la cuestión planteada por el abogado era negativa.

P: ¿Se daba esta actitud negativa sólo hacia la política de guerra, o también hacia todos los métodos violentos empleados en la ejecución de dicha política?

R: Según recuerdo, tengo que responder a esta pregunta afirmativamente, de acuerdo con una conversación entre el Almirante Canaris y von Papen durante la visita de éste último a Berlín y en la que estuve presente.

P: ¿Sabía que von Papen le dijo a Canaris que desde sectores políticos no era posible ninguna resistencia contra la política agresiva de Hitler, pero que se podía haber buscado esa resistencia entre las filas militares?

R: En relación a esto, es decir, en relación directa a esto según se expresa ahora, personalmente no sé nada. En otras palabras, personalmente no fui testigo de ninguna conversación de esa clase entre Canaris y von Papen que tocara esta cuestión, y no recuerdo hoy si Canaris me dijo alguna vez algo sobre conversaciones así con von Papen. Es bastante posible, pero no puedo recordarlo, y por tanto, mi juramento como testigo no me permite decir nada distinto de lo que ya he dicho.

P: Testigo, ¿concluye que Canaris creía que von Papen se mantuvo intencionadamente en un puesto político expuesto para ejercer una influencia atenuante?

R: Eso creo, aunque no tengo pruebas tangibles procedentes de ninguna de sus declaraciones, esa es mi impresión a partir de lo que hoy recuerdo.

DR. OTTO NELTE (abogado del acusado Keitel):

P: Mi cliente me pidió que le hiciera las siguientes preguntas: ¿Cuándo conoció a Canaris y Pieckenbrock?

R: Conocí a Canaris y Pieckenbrock en 1937 a través de mi anterior trabajo en la Inteligencia austriaca.

P: ¿Existía en aquel tiempo alguna relación de tipo militar entre el Abwehr, entonces dirigido por el Almirante Canaris, y usted?

R: No sólo existían dichas conexiones con la Inteligencia austriaca, sino que el Ejército Federal austriaco y la Wehrmacht alemana mantenían en aquel tiempo un absoluto intercambio de información legal y puramente militar. Legal en el sentido de que este intercambio y colaboración entre la inteligencia militar se llevaba a cabo con el conocimiento de las autoridades austriacas. Para decirlo claramente, era una colaboración puramente militar con respecto a un intercambio de información de inteligencia sobre los países vecinos de Austria.

P: ¿Puedo preguntarle si el contacto entre usted y Canaris fue también de tipo personal, esto es, para saber cómo se sentía el Ejército austriaco con respecto a la cuestión del Anschluss?

R: Esta cuestión y cuestiones similares, es decir, todas las cuestiones de naturaleza política, en particular la cuestión del Anschluss, o las entonces muy intensas actividades ilegales nazis, fueron y tuvieron que seguir siendo completamente ignoradas por esta relación. Este acuerdo era fundamentalmente mantenido por el Conde Margona, el hombre de enlace oficial (también fue ejecutado después del 20 de julio)- y por Canaris y el Generaloberst Beck.

P: ¿He de entender que usted quiere decir que el contacto personal no implicaba que los oficiales austriacos del Estado Mayor proporcionaran información sobre todo lo que concerniera a su actitud hacia la idea del Anschluss, o que desearan o pudieran dar esta información?

R: Este contacto personal tuvo lugar por primera vez cuando vi a Canaris (era la primera vez) cuando aún era un oficial austriaco. Fue en la Oficina de Defensa del Gobierno Federal, donde Canaris estaba con el entonces Jefe del Estado Mayor austriaco.

EL PRESIDENTE: ¿No ha oído lo que se ha dicho?

DR. NELTE: No.

EL PRESIDENTE: ¿Puede repetir la pregunta?

DR. NELTE:

P: Le he preguntado al testigo hasta qué punto existió un contacto personal entre los oficiales del Estado Mayor alemán y el Abwehr, y entre los oficiales de la Sección de Inteligencia y el Estado Mayor alemán, con el fin de determinar la actitud hacia el Anschluss.

R: En primer lugar, no había un contacto personal de esa clase en el sentido en el que se emplea aquí la palabra. El contacto que realmente tuvo lugar (y hay testigos en esta sala que pueden confirmar lo que digo; von Papen debe estar ampliamente informado de esto) tuvo lugar un único día durante el que nunca hablé con Canaris a solas, sino que fue siempre en presencia de mis oficiales superiores. En cualquier caso, no se discutieron aquí asuntos relacionados con el Anschluss ni cuestiones políticas que tocaran problemas internos austriacos, naturalmente no por mi mismo, y naturalmente no consciente y voluntariamente por parte de Canaris.

P: ¿Cuál era su trabajo en la Oficina II del Abwehr?

R: Describí ayer este trabajo en la Sección II del Abwehr, a la que llegué a comienzos de 1939, y estoy dispuesto a repetirlo si lo desea. Este trabajo en particular no tenía su propia designación; abarcaba diversas funciones y acciones que puedo definir con precisión: actos de destrucción, actos de sabotaje o prevención del sabotaje, o en general las actividades que son llevadas a cabo por comandos. Era función de esta división coordinar estas actividades y relacionarlas con las necesidades militares o los planes del Estado Mayor.

P: ¿Quién, en general, le daba órdenes en lo que respecta a coordinar estas actividades con las actividades militares?

R: Recibía mis órdenes generalmente de mi Jefe, Canaris.

P: Me refería a la oficina, ¿procedían del O.K.H. o del O.K.W.?

R: No procedían por norma del O.K.W. Usualmente llegaban a través de canales del O.K.W. representados por el entonces Jefe del O.K.W., Keitel, o el jefe del "Fuehrungsstab" de la Wehrmacht; y cuando el Estado Mayor de la Fuerza Aérea, "Fuehrungsstab", estaba interesado en alguna acción, que yo recuerde, también se transmitían a través del Fuehrungsstab de las Fuerzas Armadas, y de los representantes de las tres Fuerzas Armadas, es decir, el Ejército, la Fuerza Aérea y la Armada, nombrados para ello. Todas estas órdenes llegaban a través de los mismos canales al Ausland-Abwehr, y Canaris me las transmitía, como me correspondía.

P: ¿Está describiendo los canales oficiales a través de los que usted recibía sus órdenes, o está definiendo de dónde venían las órdenes; venían del O.K.W., el Ejército, el O.K.H., o el Fuehrungsstab; o eran transmitadas simplemente por medio de, o vía el O.K.W.?

R: Hablando estrictamente por mi mismo, puedo decir que estaba en contacto con mi inmediato superior, Canaris, con respecto a esa cuestión; también con Keitel y con los oficiales del Fuehrungsstab del Ejército. A veces tenía que tratar con oficiales del Estado Mayor del Ejército en relación a cuestiones referidas a mi sección. Podría mencionar casos específicos de memoria. Pero en general el procedimiento era como lo he descrito.

P: ¿Es cierto que Keitel, como Jefe del O.K.W., al principio cada año, y a partir de 1936 en periodos más breves, hablaba con los oficiales y jefes de sección del O.K.W.? ¿Y que en dichas ocasiones les señaló específicamente que cualquiera que considerara que algo que se le pedía que hiciera estaba en contra de su conciencia fuera tan amable de decírselo a él, a Keitel?

R: Es cierto que el entonces Jefe del O.K.W. habló en los círculos mencionados varias veces, pero por supuesto no puedo recordar sus palabras exactas, o que hiciera una declaración que se pudiera interpretar así. Lo expresara como lo expresase la frase de Keitel, sin duda no tuve la impresión de que se pudiera hablar con él tan clara y abiertamente como podía hacerlo con Canaris en cualquier momento, al igual que otros que aún viven.

P: ¿Estoy en lo cierto si entiendo que usted quiere decir que no pretende negar, en principio, el hecho de que Keitel realmente dijo estas palabras?

R: Ni puedo negarlo, ni puedo añadir nada, porque no lo recuerdo con exactitud. Recuerdo que tuvieron lugar estos discursos o conferencias, y es ciertamente posible que el entonces Jefe del O.K.W. expresara esas palabras. Sólo puedo añadir lo que ya he dicho.

P: ¿Es cierto que en varias ocasiones usted, en compañía del Almirante Canaris, así como sólo, se reunió con el Jefe del O.K.W. para discutir planes o preparativos con Keitel que formaban parte de sus tareas oficiales?

R: Por supuesto, he hablado frecuentemente de esto ayer, y no creo que tuviera derecho a hablar de cosas así si no hubiera estado allí personalmente.

P: Tenía la impresión de que en muchos aspectos usted estaba siendo utilizado como la boca del Almirante Canaris, entre otras cosas, a través de sus anotaciones en el diario de él.

R: Esa impresión es completamente falsa. No era una boca, soy ahora y era entonces completamente independiente en cualquier estado. Nunca me he permitido, ni me permitiré, ser la boca de ningún concepto, o hacer declaraciones contrarias a mis convicciones internas y mi conciencia.

P: Me ha entendido mal si cree que utilicé la palabra "boca" en un sentido peyorativo. Simplemente quería prestar atención a las observaciones que tienen su fuente en el diario de Canaris.

R: Sí, ayudé a Canaris en cuestiones que eran una preocupación personal para él y que, estando muerto, no pudo llevar a cabo. Dado que sabía mucho de ello, y con grandes detalles, lo utilicé para decir lo que sabía.

P: ¿Preguntó alguna vez el acusado Keitel, o se puso en contacto con la Sección del Abwehr, para saber si había o no nazis en esa sección?

R: Dio respuestas inequívocas a esas preguntas en las conferencias antes mencionadas, diciendo que no podía haber ninguna duda de que en una oficina como el O.K.W. no se podían tolerar oficiales o tendencias de pensamiento que no tuvieran una fe inquebrantable en la victoria final, o que no probaran una completa obediencia al Führer, etc.

P: ¿No se podrían interpretar esas declaraciones como requisitos de naturaleza militar, obediencia en una organización militar, o se han de entender políticamente?

R: Por supuesto eran cuestiones militares, pero no podía haber ninguna duda de que también eran claramente políticas dado que no se reconoció ninguna distinción en este asunto. Se suponía que la Wehrmacht era una unidad, la Wehrmacht Nacionalsocialista. Esto muestra el problema básico.

P: ¿Cree entonces que la actitud básica era todavía esencialmente militar?

R: La actitud básica era o debía haber sido nacionalsocialista en primer lugar; y sólo en segundo lugar una actitud militar, o de otro tipo.

P: Ha dicho "debía haber sido".

R: Sí, porque en realidad ése no era el caso.

P: Dijo que en primer lugar era militar y no nacionalsocialista.

R: Debería haber sido puramente militar de acuerdo con nuestra interpretación, pero de acuerdo con el punto de vista representado por el entonces Jefe del O.K.W. -si recibió una orden en esta cuestión o no, no estoy en situación de decirlo, ya que no estuve presente- la actitud básica debería haber sido de absoluta obediencia en un sentido nacionalsocialista.

P: ¿Sabe algo acerca de la actitud de los generales hacia este problema?

R: Por supuesto, lo sé, porque inmediatamente después de esas conferencias, como se ha mencionado aquí, tuvo lugar un vivo intercambio de opiniones sobre este tema y un gran número de los que estábamos presentes -podría nombrarles, y algunos se encuentran aquí- adoptaron una actitud negativa hacia el hecho de que la orientación debiera ser tanexclusivamente política de acuerdo con "regulaciones desde niveles superiores", como se los llamaba entonces, y rara vez de naturaleza técnica o militar.

P: Ayer, al hablar de la reunión que tuvo lugar en el tren del Führer en septiembre de 1939, en lo que respecta a la conversación del Jefe del O.K.W. con usted, usted dijo que el acusado Keitel le había dicho, o más bien le había dicho a los caballeros presentes, lo siguiente:

"Que estas medidas habían sido decididas entre el Führer y Goering, y que él, Keitel, no tenía influencia en ellas. Usted añadió que el Führer y Goering telefonearon frecuentemente una y otra vez. A veces él se enteraba de algo; a veces usted también".

R: Es correcto. He hecho una trascripción verbal de todo lo que se dijo en mi presencia, y lo repetí aquí porque es la verdad.

P: ¿Puedo preguntarle si su observación "A veces me enteraba de algo, a veces no" se refiere a un caso concreto, específico, o era en general?

R: Se ha de entender como una frase general, si no recuerdo mal.

P: En esta conferencia en el tren del Führer el 12 de septiembre de 1939, habló de nuevo de la transmisión de los objetivos políticos que, según usted, tenían su origen en Ribbentrop.

R: Correcto.

P: Y usted dijo que el acusado Keitel transmitió estos objetivos políticos a los presentes; y de la misma forma con respecto a la orden sobre Varsovia, es decir, el bombardeo de Varsovia.

R: Según recuerdo, esto es así en lo que respecta al bombardeo aéreo de Varsovia; y de acuerdo con mis notas. También puedo decir sobre esto que en el asunto de los fusilamientos en Polonia, Canaris tomó la iniciativa aquí provocando discusiones en las que señaló las terribles repercusiones políticas internacionales que dicho comportamiento podría provocar. Los detalles no permanecen claros en mi mente.

P: Querría ahora preguntarle si, cuando se dio a conocer la orden de bombardear Varsovia, Keitel no señaló específicamente que se había planeado que esa acción tuviera lugar sólo si Varsovia no se rendía, después de que se hubiera tratado de negociar; y que por encima de todo, se debía dar a Varsovia una oportunidad de capitular sin ser bombardeada.

R: No puedo recordar las palabras exactas que empleó, pero juzgando a partir de mi conocimiento de la situación general, es bastante posible, o probable, que el Jefe del O.K.W., Keitel, hiciera esta observación.

P: ¿Sabe que antes de que comenzara la Guerra Polaca el Comandante en Jefe del Ejército por aquel entonces, von Brauchitsch, y el Jefe del O.K.W., Keitel, objetaron expresamente el uso de comandos y la Gestapo, y rechazaron su uso; y que al hacer esto contaban con el beneplácito de Hitler?

R: No, no sé eso, y no podría haber llegado a enterarme debido a mi puesto subordinado en aquel tiempo. Por favor, no sobreestime la importancia de mi cargo en aquel tiempo.

P: También hay aquí una cuestión de conocimiento de un documento que fue transmitido a todos los departamentos y secciones del O.K.W., como usted probablemente recuerde de ayer. Eran las llamadas directivas; y en estas directivas, parece, en contra de lo que ocurrió después...

EL PRESIDENTE: Creo que está yendo un poco rápido.

P: (continuando) Dije que en relación a esas acciones militares, se hicieron copias mimeográficas de las órdenes y directivas y generalmente eran dadas a conocer, sin duda.

R: Sí, pero esas órdenes no concernían a mi departamento específico, destaco la palabra "específico", y ni siquiera las vi.

P: Dado que después acudió a una discusión de estas cuestiones, y dado que usted destaca que las órdenes no fueron literalmente conocidas por usted...

R: Por supuesto, conocí buena parte de esto porque lo oí.

P: Por esa razón quiero preguntarle si recuerda que se usó a la Gestapo y la SD, en contra de las intenciones y deseos concretos del O.K.W. en la cuestión de la Guerra Polaca.

R: No lo recuerdo. Sólo puedo referirme a lo que recuerdo y a lo que está registrado en los archivos, donde se hace una mención a una observación de Hitler que fue transmitida por Keitel en aquel tiempo diciendo que si las Fuerzas Armadas se oponían a estas medidas, tanto éstas como el O.K.W. tendrían que asumir que se usaría a la Gestapo y la SD de todas formas. Probablemente usted se refiera a esto. Sé esto porque estuve presente en estas discusiones.

P: Durante esta conversación, ¿no se le dijo que el General Blaskowitz había presentado una protesta por el comportamiento de las SS?

R: No recuerdo si se habló de esta cuestión en esta conferencia. Difícilmente podría asumir que se habló de ello, dado que si hubiera sido así, la cuestión habría quedado registrada en las actas de esa conferencia, en particular en el caso del General Blaskowitz, cuya actitud en esas cuestiones era muy clara. Pero aparte de esta conversación en el tren del Führer, recuerdo algo sobre este asunto, la protesta de Blaskowitz, y es que fue comentada. No puedo hablar de la forma de aquella protesta entonces, si fue por escrito o verbal, pero recuerdo el tema general, aunque no puedo recordar si ocurrió en una de las conferencias a las que asistí.

P: Lo que considero importante en este asunto es el hecho de que realmente las Fuerzas Armadas, las tropas, protestaron, o al menos tenían una actitud negativa hacia el comportamiento de las SS.

R: El que las Fuerzas Armadas protestaron es, por supuesto, bastante evidente.

P: Eso es lo que quería saber.

R: Un momento, por favor. Cuando digo "las Fuerzas Armadas", me refiero a la masa de los soldados rasos, los seres humanos corrientes. Por supuesto había en estas Fuerzas Armadas otros hombres a los que querría excluir de ese grupo. No quiero que se me malinterprete. El término "Fuerzas Armadas" no incluye a todo el mundo, sino que incluye a la gran mayoría de los soldados corrientes y seres humanos conscientes.

P: Usted utiliza el término "Wehrmacht" para distinguir a los soldados rasos del Estado Mayor.

R: En cuanto a los métodos y condiciones entonces existentes, que fueron conocidos por primera vez en esta forma por la gran masa de la Wehrmacht, creo que los he expresado con bastante precisión en la pequeña sección que he descrito.

P: ¿Quién dio la orden con respecto a la colaboración con el grupo ucraniano? Usted habló ayer de ese grupo.

R: Tengo que ir más allá y decir primero que este grupo estaba formado por ciudadanos de diversos países: húngaros, checos y polacos que, debido a sus actividades opositoras, habían emigrado o ido a Alemania. No puedo decir quién ordenó esta colaboración porque estos asuntos se conocieron bastante después y porque entonces no era ni siquiera un miembro de la Sección del Abwehr y no estaba en contacto con el departamento, al que no llegué hasta 1939. Sin embargo, recuerdo el periodo posterior a 1938 bastante claramente. Querría añadir en relación a esto, porque se ha mencionado ayer, que estos ucranianos, como colectivo, no tenían vínculos de ninguna clase con Alemania. Para ser más concretos, una gran mayoría de estas personas con las que trató la División del Abwehr estaban en campos de concentración alemanes, y algunos de ellos luchaban por su país en grupos de partisanos soviéticos. Esos son los hechos.

P: ¿No le dijo el Almirante Canaris que el Jefe del O.K.W. -cuando se le pidieron uniformes y equipo polacos, peticiones hechas por las SS-, que Keitel ordenó específicamente que la División del Abwher debía más o menos olvidarse del asunto?

R: También mencioné esta cuestión ayer diciendo que se trató todo de una forma misteriosa. Hasta que realmente ocurrieron los hechos, ni yo ni los demás supimos a qué se estaba jugando. Esto se puede ver claramente en el diario de guerra de la sección, que describe cómo un día se pidieron tantos uniformes para una operación llamada "Himmler" por orden de Canaris. Mi sorpresa y mi pregunta, cómo es que Himmler pedía uniformes polacos nuevos, están registradas en el diario por el oficial que se encargaba de escribirlo, y la pregunta fue respondida diciendo que estos uniformes simplemente serían recogidos tal día por alguien sin más explicaciones y que eso era el fin del asunto en lo que a mi concernía.

Por supuesto, este asunto no sólo se volvió inmediatamente algo misterioso, sino también muy sospechoso, por esta relación con el nombre "Himmler". Todos nosotros, desde el nivel más alto hasta el suboficial que tenía que entregarle el equipo al Hauptsturmfuehrer de las SS cuyo nombre está registrado en el Diario de Guerra, nos sentimos así. Todos tenían alguna opinión sobre este asunto: que no se podía prohibir.

P: También hizo ayer afirmaciones sobre el trato dado a prisioneros de guerra. ¿Qué aspecto de esta cuestión afectaba a la Sección II del Abwehr?

R: Las funciones del Abwher II hacían que fuera del mayor interés posible conseguir que esos prisioneros de guerra fueran tratados decentemente; lo mismo es aplicable a cualquier Servicio de Inteligencia del mundo.

P: Entiendo entonces que quiere decir que la División II del Abwher como tal no se ocupaba explícitamente de problemas asociados a prisioneros de guerra.

R: En absoluto con prisioneros de guerra.

P: Usted habló de este problema del trato a prisioneros de guerra en relación a la charla que tuvo lugar a finales de julio de 1941.

R: Sí, y durante esta conversación no representé simplemente a mi sección, sino a todo el departamento, la "Ausland-Abwehr", es decir, la sección que tenía que ocuparse principalmente de cuestiones generales de Ley Internacional, política militar, y cuestiones generales en territorio extranjero comunes a todos los grupos del Abwehr. La Sección III del Abwehr, más que mi propia sección, estaba, por supuesto, interesada en estos asuntos porque algunos de sus oficiales servían en campos de prisioneros de guerra, y desde el punto de la vista de la contrainteligencia era importante saber de estas cosas. Para mi era de importancia el problema entero más que los detalles parciales, es decir, que por muchas razones se debía tratar decentemente a las personas en los campos en lugar de maltratarlos o asesinarlos.

P: Usted dijo ayer que los campos de prisioneros de guerra en el Frente Oriental estaban bajo jurisdicción del O.K.W.

R: Sí, lo que dije sobre los campos de prisioneros de guerra, como dije concretamente ayer, lo supe a través de mi conversación con Reinecke y no a través de un conocimiento directo de las propias órdenes, que no vi ni leí. Esta conversación con Reinecke, que, como Jefe de la División de Prisioneros de Guerra y en nombre del O.K.W. expuso el asunto, me aclaró el problema de los prisioneros de guerra.

P: Mi pregunta se refería a los límites de la jurisdicción. ¿No sabía quién de la Sección de Operación del Ejército era responsable de los prisioneros de guerra, ni que el O.K.W. se hacía cargo de esta responsabilidad en el momento en el que los prisioneros de guerra llegaban a Alemania?

R: Sí, según recuerdo, el Estado Mayor del Ejército lo había preparado todo para traer aquí a estas personas; y una orden procedente de Hitler autorizó al O.K.W. a anular esto, y el Estado Mayor hizo entonces responsable al O.K.W. de todas las consecuencias. No sé lo que ocurrió después y no tengo derecho a juzgarlo; sólo puedo repetir lo que vi y oí.

P: Pensaba que usted ayer había expuesto la conjetura de que por orden de Hitler se detuvo el movimiento de prisioneros de guerra.

R: No expresé ninguna conjetura; simplemente repetí lo que había oído en aquel tiempo y lo que sabía. Por supuesto, podría equivocarme.

P: ¿A quién le había oído esto?

R: Supe de ello a través de las personas con las que tenía un contacto diario, como Canaris, los jefes de sección, y otros que estaban en las conversaciones e informes de situación diarios y en ese tipo de sitios en los que se discutían estos asuntos. Bajo esas circunstancias supe de estas cosas, que eran discutidas con frecuencia, y como he destacado repetidas veces en el pasado desde mi primer interrogatorio, le dije a Reinecke a la cara lo que él decía en aquel tiempo sobre estos asuntos.

P: Eso no tiene que ver con mis preguntas.

R: Entiendo bien su pregunta, pero quiero definirla lo más claramente posible para dejarle claro lo que dije ayer para describir los límites organizacionales específicos.

P: ¿Pero sabe que por principio el O.K.W. se hacía cargo de los prisioneros de guerra sólo en Alemania?

R: Eso es evidente.

P: ¿Pudo ocurrir que la oficina de Abwehr que tenía que hacerse cargo de actividades de comando adoptara una actitud como la que usted definió ayer, teniendo en cuenta que ustedes tenían que tratar estas cosas desde el lado alemán, pero sin que oficialmente fueran asunto suyo?

R: No, no directamente. La Oficina del Ausland tenía algo que ver con estas cosas porque en cierta forma cualquier orden que se considerara afectaba a la Inteligencia, incluso antes de que se le diera forma, y ciertamente tan pronto como se daba. La Orden en cuestión implicaba, por supuesto, una cuestión esencial de Ley Internacional, y la Sección del Ausland de la División del Abwehr, o el "Sachbearbeiter", como era denominado, estaba naturalmente interesado en ello. Mi división, ciertamente, se veía afectada directamente por estas cosas por las razones explicadas antes con respecto a las posibles consecuencias que sufrieran personas de las que yo era responsable.

P: En cuanto a la división de Ley Internacional del Ausland-Abwehr, ¿adoptó una postura oficial hacia esto?

R: Escribí, como señalé ayer, un texto sobre este tema desde el punto de vista de mi sección que se pasó a Canaris e iba a ser parte del documento largo. Sólo me enteré a través de lo que dijo Burckner en aquel tiempo del uso que se le dio. Independientemente de que él, es decir, su departamento presentara estas objeciones y contra-objeciones, se dio a conocer el peligro que suponían estas medidas. Esto se hizo en una segunda ocasión y de nuevo no puedo decir si por escrito u oralmente, después de que ya hubieran tenido lugar ejecuciones y yo hubiera protestado de nuevo. Este fue el desarrollo lógico de los hechos.

EL PRESIDENTE: Ayudaría al intérprete que, al dar una respuesta muy larga como esa, haga una pausa entre las diversas partes de la respuesta.

EL TESTIGO: ¿Debo repetirla?

EL PRESIDENTE: No, no; continúe.

DOCTOR NELTE:

P: También habló usted ayer de una especie de marcado usado con los prisioneros rusos. ¿No es usted consciente de que un plan sobre esta cuestión, presentado por el entonces Jefe del O.K.W., que había llegado al Cuartel General del Führer, fue cancelado por una orden transmitida por teléfono, y que debido a un terrible malentendido se emitió esta orden, pero haciendo muy pocas copias?

R: No, no sé eso, porque en general oí tan sólo de hechos que tuvieran lugar dentro de la Sección de Canaris en la División del Abwher. Tampoco supe de estos hechos porque los hubiera promovido o dirigido yo. Sólo me enteraba de lo que ocurría en los niveles superiores si se me ordenaba colaborar con ellos.

P: ¿Usted no vio la orden?

R: ¿A qué orden se refiere?

P: La del marcado de prisioneros rusos.

R: No. Al igual que el asunto de las órdenes sobre los comandos, sólo asistí a la muy viva discusión de esta cuestión con respecto al marcado de prisioneros rusos. Recuerdo que Canaris mencionó que un doctor había presentado un informe médico sobre cómo se podía hacer esto de la forma más eficiente.

P: Usted afirmó ayer que el Almirante Canaris había dicho que el acusado Keitel había dado la orden de acabar con el General Weygand. El acusado Keitel niega eso. Quiere que le pregunte si tiene en su poder algún documento o prueba escrita que sirva como evidencia de la fuente de esa observación sobre el General Weygand.

R: Esta orden no se transmitió por escrito, sino que se me dio directamente. Se me dio a mi porque iba a llevarla a cabo yo a través de mi departamento. Para un cierto círculo alrededor de Canaris, cierto público limitado, era conocida, y fui iniciado en este asunto por un discurso que dio Canaris ante el O.K.W. de Keitel después del cual Keitel me habló de la cuestión. He anotado esto en mi diario. No había sido un hecho de los de todos los días. Tuvo lugar el 23 de diciembre de 1940.

P: ¿No recuerda las palabras exactas de la pregunta que le hizo el acusado Keitel?

R: Por supuesto no recuerdo las palabras exactas; el incidente ocurrió hace mucho tiempo. Recuerdo el significado muy bien. El significado era: "¿Qué se ha hecho en esta cuestión? ¿Cómo están las cosas?".

P: Usted dijo ayer que respondió con evasivas.

R: No recuerdo las palabras exactas de mi respuesta, pero ciertamente no dije lo que le había dicho a Canaris: "No consideraré la ejecución de una orden asesina como esta; mi sección y mis oficiales no son una organización de asesinos". Probablemente le dije a Keitel algo sobre lo difícil que era el asunto; di alguna respuesta evasiva que se me ocurrió.

P: Si el Jefe del O.K.W. hubiera ordenado una acción por iniciativa propia o cumpliendo órdenes superiores, habría sido, debido al alto rango del General Weygand, un acto de Estado. No nos dijo si después del 23 de diciembre de 1940 surgió algo sobre este asunto, es decir, si el Jefe del O.K.W. volvió a exponer la cuestión.

R: No, no dije eso ayer, pero mencioné frecuentemente durante el interrogatorio que después de esto nada más ocurrió por parte del Jefe del O.K.W. La actitud de Canaris dejó claro que nada más se había vuelto a saber de ello, ya que cumpliendo la jerarquía de órdenes, habría tenido que transmitirme las órdenes. Por otro lado, la información que recibí sobre el asunto de Giraud fue fidedigna.

P: Hablaremos de eso después. Es extraordinario que si se ordenó un acto de Estado como el asesinato del General Weygand no se volviera a saber nada de ello. ¿Puede darme una explicación de esto?

R: Sólo puedo dar la explicación que se corresponde con nuestra interpretación del asunto entonces. La situación en aquel momento era de gran agitación; los hechos se sucedían muy rápidamente y algo ocurría en todo momento; y asumimos -volveré al por qué lo asumimos- que este asunto y el interés que tenía habían sido superados por algún acontecimiento militar o político más importante, y que por tanto este interés había pasado a segundo plano.

P: ¿Desea decir algo más?

R: Sí. Quiero declarar que lo que digo ahora tiene una cierta relación con el desarrollo interno del asunto Giraud, del que Canaris, y los demás que lo conocíamos cuando comenzó, habíamos esperado que seguiría el mismo curso que el asunto Weygand; es decir, que sin importar de dónde procedía la orden, de Hitler, Keitel o Himmler, pasando a Canaris y entonces a mi, habría sido relativamente simple detenerla una vez que hubiera llegado a nuestro círculo. Esa era nuestra esperanza cuando surgió el caso Giraud, una esperanza basada en la experiencia práctica del caso Weygand. Si esto era correcto o un error, no lo sé. Esta es la explicación.

P: En un asunto de menor importancia su suposición podría ser sólida, pero en un asunto tan importante como el caso de Weygand, no me parece que lo sea. Pero incluso aunque fuera así, si hubiera existido la intención de eliminar a Weygand en alguna parte y por alguna razón, ¿cómo explica usted el hecho de que Weygand, que después fue llevado a Alemania y alojado en una villa, viviera sin ser molestado, siendo respetado, y que no sufriera ningún daño? Habría sido comprensible que si se hubiera expresado seriamente en algún lugar la orden de eliminarle, se habría llevado a cabo en esta ocasión.

R: Sólo puedo responder a esto que la actitud hacia personalidades en la vida pública cambiaba mucho dependiendo de si estaban aquí o en el extranjero. Había grandes personalidades que eran en algún momento muy consideradas y que al momento siguiente se encontraban en un campo de concentración.

P: En cuanto al caso de Giraud, usted afirmó que el Almirante Canaris dijo en su presencia, y en la de otras personas, que se debía eliminar al General Giraud siguiendo órdenes de instancias superiores.

R: Sí, esto se puede deducir de la observación que hizo Pieckenbrock, que Keitel debía decirle estas cosas a Hitler clara y definitivamente.

P: Así que, de acuerdo con lo que le comunicó el Almirante Canaris, no era una orden de Keitel, sino de Hitler.

R: Por lo que sabíamos en la Oficina del Abwehr sobre ello, fue Keitel quien le dio la orden a Canaris. Sólo puedo deducir esto a la vista de una observación que Hitler hizo sobre esto. No sé quién dio realmente esta orden, porque no tenía información procedente de la jerarquía del mando más allá de Canaris. Fue, en lo que a mi concernía, una orden de Canaris, una orden que pude discutir con él inmediatamente al igual que hablo de ella aquí.

P: ¿Usted no oyó esta orden personalmente?

R: No, no la oí personalmente; nunca he dicho eso.

P: Pero usted mencionó que un tiempo después Keitel le habló de este asunto.

R: Los acontecimientos tuvieron lugar al igual que en el caso de Weygand.

P: ¿Recuerda que se usara una expresión precisa o positiva como "asesinar", "eliminación" o algo por el estilo en aquella ocasión?

R: La palabra que se usaba generalmente era "eliminación" ("umlegen")

P: Lo que quiero decir es si en relación a esto el acusado Keitel empleó esa palabra en su presencia.

R: Sí, por supuesto, tras mi discurso, cuyas notas están en mi poder, junto con la fecha, al igual que en el caso Weygand. Por razones desconocidas por mi el caso Giraud avanzó aparentemente más allá que el caso Weygand, ya que Canaris y yo pudimos distinguir etapas distintas en su desarrollo.

P: No ha respondido a mi pregunta. ¿Qué le dijo el acusado Keitel en aquella ocasión, en la ocasión en la que Canaris y usted estaban presentes y se habló del caso de Giraud? ¿Qué dijo?

R: Lo mismo: cómo se encontraba la situación, y con "situación" él claramente se refería a la eliminación de Giraud, y ese era el mismo asunto que discutimos bajo condiciones similares en el caso Weygand.

P: Esa es su opinión, pero no es el hecho. Quiero averiguar a través de usted lo que realmente le dijo Keitel. En su presencia no empleó la expresión "eliminar", ¿no es así?

R: No puedo recordar la expresión exacta que empleó, pero estaba perfectamente claro cuál era el tema general. Fuera lo que fuese, no era una cuestión de respetar la vida de Giraud o encarcelarle. Era la oportunidad de eliminarle porque estaba en territorio ocupado.

P: De eso quería hablar ahora. Usted conoce el hecho de que tras la huida de Giraud y su vuelta a la Francia No Ocupada, tuvo lugar una conferencia en la Francia Ocupada.

R: Sí, me enteré de eso.

P: El Embajador Abetz conversó con el General Giraud sobre su retorno voluntario al confinamiento. ¿Sabía esto?

R: Sí, eso había oído.

P: Entonces posiblemente sepa también que en aquel momento el comandante militar local llamó inmediatamente al Cuartel General del Führer a través de París para decir que creía que se iba a comunicar algo importante, que Giraud estaba en la Francia Ocupada y se le podía hacer prisionero.

R: Tengo una idea general de esto.

P: Entonces sabrá también que el O.K.W. -es decir, en este caso, Keitel - decidió que no debía ocurrir.

R: No, no lo sabía.

P: Pero usted sabe que el General Giraud volvió a la Francia No Ocupada sin haber sido molestado.

R: Sí, lo sé.

P: Bien, en ese caso, la respuesta a mi pregunta anterior es evidente.

EL PRESIDENTE: No vaya tan rápido.

P: ¿Sabe que la familia del General Giraud vivía en la Francia Ocupada?

R: No, no lo sabía.

P: Creía que la División del Abwehr se encargaba de la inteligencia en esta región.

R: No, de ninguna forma; ciertamente no mi departamento. No sé si algún otro departamento se encargaba de ello.

P: Esta pregunta se ha hecho simplemente para demostrar que la familia no sufrió represalias por el hecho de que escapara el General Giraud y de que después rehusara volver al cautiverio. Tengo una pregunta más que quizás pueda responderme.

R: Discúlpeme, ¿puedo volver, por favor, a la cuestión del General Giraud?

P: Esta pregunta también tiene que ver con el General Giraud.

R: Muy bien.

P: ¿Sabe que un día su jefe, Canaris, recibió por correo especial una carta de Giraud en la que éste preguntaba si se le permitiría volver a Francia? ¿Lo sabe?

R: No. No, no sé nada de eso. Quizás no estaba en Berlín en aquel momento. No estaba siempre en Berlín.

P: Soy consciente de ello. Pensé que esto podría ser mencionado en el diario.

R: No, no me encargaba de escribir el diario de Canaris. Simplemente hice aportaciones a él en casos que concernían a mi departamento en concreto, pero no estaba familiarizado con el diario completo.

P: Gracias.

EL PRESIDENTE: El Tribunal se retira durante diez minutos.

(Receso)

DR. OTTO KRANZBUEHLER (abogado del acusado Doenitz): Querría presentar una alegación relacionada con los aspectos técnicos del proceso. Durante este proceso se escuchará a muchos testigos alemanes. Es importante que la declaración de los testigos llegue correctamente al Tribunal. Durante la declaración de este testigo he tratado de comparar las verdaderas declaraciones del testigo con la traducción al inglés. Creo que puedo afirmar que en muchos puntos esenciales la traducción no se corresponde enteramente con las declaraciones del testigo.

Querría, por tanto, sugerir que los taquígrafos alemanes escriban directamente las declaraciones del testigo en alemán para que así la defensa tenga la oportunidad de comparar las declaraciones reales del testigo con la traducción al inglés y, si es necesario, alegar correcciones a la traducción. Eso es todo.

EL PRESIDENTE: Sí, Sr. Letrado Jackson.

SR. LETRADO JACKSON: Tan sólo quiero informar al Tribunal y a la defensa, en relación con la observación que se acaba de hacer, que esto ya está previsto; y que todas las declaraciones del testigo están grabadas en alemán para que si surge alguna duda, si la defensa presenta una alegación, se pueda verificar el testimonio.

EL PRESIDENTE: ¿Está a disposición de la defensa esa declaración en alemán?

SR. LETRADO JACKSON: No creo. No lo está, por lo que sé. No estará a su disposición a no ser que se dé alguna ocasión para ello.

EL PRESIDENTE: Supongo que está transcrita.

SR. LETRADO JACKSON: No sé hasta dónde llega el proceso. Consultaré con los técnicos información sobre ello, pero sé que se conserva. Hasta donde yo sé, se preserva en forma tal que si surge alguna cuestión, el Tribunal puede resolverla con exactitud, así que si se llama la atención sobre algo en particular, el testigo puede corregirlo o podemos reproducir la grabación. No sería práctico permitir el acceso a la grabación sin proporcionar reproductores. Aunque no soy un técnico en ese campo, creo que no sería posible ponerlas a su disposición.

EL PRESIDENTE: ¿No sería posible obtener una trascripción de las notas en alemán y que, en uno o dos días después de que se testifique, se deje esa trascripción en la sala de la defensa?

SR. LETRADO JACKSON: Creo que se está haciendo eso. Quizás el Coronel Dostert podrá explicar lo que se está haciendo mejor que yo dado que es un técnico en este campo. Estoy seguro de que no surgirá ninguna dificultad en la cuestión de la corrección de las traducciones.

CORONEL DOSTERT: Señoría, los informes del proceso se pasan a los cuatro idiomas, y todas las palabras pronunciadas en alemán son escritas en alemán por taquígrafos alemanes del Tribunal. Las notas se transcriben después y pueden quedar a disposición de la defensa. Además, hay una grabadora mecánica que registra todas y cada una de las palabras habladas en cualquier idioma en la sala del Tribunal, y en caso de dudas sobre la autenticidad de las notas de los informes, tenemos la verificación adicional de la grabación mecánica, así que la defensa tiene todo tipo de oportunidades de comprobar la autenticidad de la traducción.

SR. LETRADO JACKSON: El Coronel Dostert me indica además que cada día se entregan veinticinco copias de la trascripción en alemán a los acusados.

DR. KRANZBUEHLER: Sr. Presidente, no se me informó de que la declaración en alemán se transcribe en alemán. Creía que los textos que nos entregan eran traducciones del inglés. Si se toman las notas en alemán en el Tribunal, retiraré mi alegación.

EL PRESIDENTE: Creo que iríamos más rápido si la defensa, antes de presentar alegaciones, investigara los asuntos por los que las presentan.

DR. FRITZ SAUTER: Querría hacerle unas pocas preguntas al testigo.

INTERROGATORIO DEL DR. SAUTER (abogado del acusado Ribbentrop):

P: Testigo, usted ha dicho antes que en algún momento se dio una orden por la cual se iba a marcar a los prisioneros rusos de alguna forma, y que esta orden fue anulada por el acusado Keitel. Usted ha dicho eso, ¿no es así?

R: Sí, he dicho que lo conozco.

P: Esto interesa desde el punto de vista del acusado Ribbentrop, y querría que dijera si usted sabía lo siguiente: Ribbentrop sostiene que cuando se enteró de la orden de marcar a los prisioneros de guerra rusos, él, como Ministro de Exteriores del Reich, acudió inmediatamente al Cuartel General del Führer para informar al Mariscal de Campo General Keitel de esta orden, y le señaló que él, Ribbentrop, como Ministro de Exteriores, y como garante de cuestiones de Ley Internacional, se oponía a que se diera ese trato a los prisioneros de guerra rusos.

Me interesa saber, testigo, si se dijo algo en su círculo sobre quién le habló a Keitel de esta orden y le pidió que la anulara.

R: No se me informó de eso y sólo me enteré, como dije ayer, que había la intención de hacer esto y no se llevó a cabo.

P: Tengo entonces otra pregunta.

Testigo, usted habló de observaciones del acusado Ribbentrop ayer, en especial de una afirmación según la cual se debía promover un alzamiento en Polonia -no en Rusia- y que tenían que arder todas las granjas polacas y se debía asesinar a todos los judíos. Eso es lo que dice su declaración de ayer.

R: Sí.

P: Bien, además, creo que al responder a una pregunta de la acusación rusa usted amplió su declaración mencionando una orden del acusado Ribbentrop. Querría saber si usted realmente quería decir que era una orden de Ribbentrop a un departamento militar.

R: No.

P: Tan sólo un momento, por favor, para que pueda responder a las dos preguntas juntas.

Querría también recordarle que ayer, durante la primera sesión en la que se trató este asunto, usted habló de una directiva que, creo, su oficial superior había, como usted dijo, recibido de Ribbentrop.

R: No, el entonces Jefe del O.K.W. la recibió, no mi oficial superior. Este era Canaris. Querría repetirlo para aclarar esta cuestión. Era un asunto que se expuso el 12 de septiembre de 1939 en el tren del Führer. Estas reuniones tuvieron lugar según esta secuencia temporal y de lugar:

Primero tuvo lugar una breve reunión entre el Ministro de Exteriores del Reich, Ribbentrop, y Canaris en su tren, donde se analizaron cuestiones políticas generales sobre Polonia y Ucrania. Yo estaba presente. No sé nada más de esa primera reunión.

Después tuvo lugar otra reunión en el vagón de Keitel, el entonces Jefe del O.K.W., y Keitel resumió y amplió las directivas políticas generales presentadas por Ribbentrop con respecto al tratamiento del problema polaco. Desde un punto de vista de política exterior, mencionó varias posibilidades; podía ocurrir esto o lo otro. En relación a esto dijo: "Usted, Canaris, tiene que promover un alzamiento con esas organizaciones ucranianas que cooperan con ustedes, y debería tener como objetivo los polacos y los judíos".

En tercer lugar, tuvo lugar no una reunión especial, sino una breve conversación entre Ribbentrop y Canaris. Se hizo casualmente una observación sobre esto, que demostró aún más claramente cómo se debía llevar a cabo este alzamiento y lo que iba a ocurrir. Recuerdo esto muy claramente porque pidió lo siguiente: "Las granjas deben arder".

Canaris habló conmigo extensamente sobre este tema con respecto a esta observación. Y esto es lo que ocurrió. Las directivas u órdenes recibidas por Keitel pasaron a Canaris. Más tarde se le repitió en forma de una observación casual que recuerdo debido a la referencia inusual a que las granjas debían arder.

EL PRESIDENTE: Sería de ayuda para el Tribunal si se formulara sólo una pregunta cada vez y si los testigos respondieran "" o "no" a la pregunta y si se explicaran a continuación si es necesario. Se deberían expresar las preguntas y las respuestas lo más brevemente posible, y sólo se debería hacer una pregunta cada vez.

P (continuando): Bien, testigo, hay algo más que me llama la atención.

EL PRESIDENTE: Ha oído lo que he dicho, ¿no? ¿Lo entiende?

P (continuando): Esto me llama la atención. Ayer usted dijo que estas observaciones de Ribbentrop no están en el diario, si le entendí bien.

R: No; esto no es del diario, sino que es una contribución al diario de Canaris. Es una observación que fue...

P: Usted dijo también ayer que esta observación llamó su atención especialmente.

R: Sí.

P: Y hoy usted dijo que el entonces General Blaskowitz también hizo una observación importante. También mencionó usted, sin embargo, que estas observaciones de Blaskowitz no se añadieron al diario.

R: No.

P: Bien, querría saber, y querría que contestara a esta pregunta: ¿por qué, si esta observación del acusado Ribbentrop llamó su atención especialmente, no se escribió en el diario?

R: Sobre Blaskowitz tengo que decir, o más bien repetir, lo siguiente:

He dicho: no oí el tema que mencionó Blaskowitz de esta forma durante la reunión, y no puedo suponer que este tema entrara en esta categoría, ya que si no habría sido introducido en el diario. Puede ser también, por supuesto, que el tema que discutió Blaskowitz se presentara cuando yo no estaba presente. Sólo he explicado lo que oí o lo que Canaris me dijo que escribiera para registrarlo.

P: ¿Pero oyó personalmente a Ribbentrop decir eso?

R: Sí, pero lo esencial no se vio alterado. El análisis final lleva a que, fuera exterminio, eliminación o el incendio de granjas, todas eran medidas terroristas.

P: ¿Habló von Ribbentrop realmente de asesinar a judíos? ¿Recuerda eso sin lugar a dudas?

R: Sí, recuerdo sin lugar a dudas esa observación concreta que le hizo a Canaris, porque Canaris habló no sólo conmigo sino también con otros en Viena sobre este asunto, y recurrió al tiempo y de nuevo a mi como testigo.

P: También oyó eso.

R: La cuestión no quedó cerrada con esto, pero estas palabras de Ribbentrop fueron discutidas con frecuencia.

P: Testigo, algo más. Usted nos ha hablado de planes de asesinato que se le encargaron a usted, o a su departamento, o a otras oficinas. ¿Presentó el debido informe en alguna comisaría de policía? Querría señalar que el no informar de la intención de un crimen según la Ley Alemana se castiga con la cárcel y en algunos casos graves con la muerte.

R: Bien, cuando usted habla de la Ley Alemana, no puedo seguirle. No soy un abogado, tan sólo un hombre corriente.

P: Por lo que sé, esto también se castiga según la Ley Austriaca.

R: En aquel momento la Ley Austriaca, que yo sepa, ya no estaba en vigor.

EL PRESIDENTE: Demasiado rápido.

P (continuando): En otras palabras, ¿usted nunca informó de la intención del crimen ni como persona ni como oficial?

R: Habría tenido que hacer un gran número de informes sobre los planes de unos 100.000 asesinatos de los que tuve conocimiento y no pude hacer más que saberlo. Puede leerlo en los archivos, y sobre fusilamientos y hechos similares, de los que necesariamente tuve conocimiento, lo quisiera o no porque, por desgracia, estaba en medio de todo.

P: Esto no se trata de fusilamientos que habían tenido lugar y ya no podían ser evitados, sino de planes para cometer asesinatos en un momento en el que quizás se podrían haber evitado.

R: Sólo puedo responder que por qué la persona que recibió esta orden de primera mano no hizo lo mismo. ¿Por qué no informó él a Hitler, por ejemplo?

P: Usted, como General de la Wehrmacht Alemana, debería haberle preguntado a Hitler...

R: Lo siento, sobreestima mi rango; sólo llegué al rango de General de la Wehrmacht Alemana el uno de enero de 1945, es decir, sólo lo fui cuatro meses. En aquel tiempo era Teniente Coronel del Alto Mando, y después Coronel adscrito al Estado Mayor, no un miembro del Estado Mayor.

P: Pero en 1938, justo después del ataque a Austria de Hitler, usted pidió inmediatamente que Hitler le transfiriera a la Wehrmacht Alemana.

R: No hice una petición, no tuve que hacerlo. En cualquier lugar en el servicio era conocido por mi eficiencia. No era un extraño. Con el conocimiento del Gobierno austriaco y también, de forma restringida, con el de las autoridades alemanas (es decir, con el conocimiento de ciertas personas) trabajaba para el Gobierno austriaco en una tarea que atañía exclusivamente asuntos fuera del alcance de la política interna austriaca. Cooperé con la Wehrmacht y los Gobiernos italiano y húngaro cumpliendo la voluntad del Gobierno austriaco y las autoridades competentes. Eran cuestiones políticas que no eran de mi nivel.

P: Pero creo, testigo, que su memoria le engaña, porque inmediatamente después del ataque de Hitler a Austria, usted llamó al Estado Mayor de Berlín y trató de obtener -algo que usted niega- un puesto en la Wehrmacht Alemana. También hizo un cuestionario en el que usted declaró su completa lealtad al Gran Reich Alemán, a Adolf Hitler, y poco después usted hizo el juramento de lealtad a Adolf Hitler.

R: Sí, por supuesto que lo hice, como todos los que estaban en situación de ser transferidos de una oficina y cargo a otros.

P: Anteriormente usted dijo que no trató de obtener este nombramiento, pero se me ha informado de lo contrario; que usted, en compañía de otros dos o tres oficiales, fue el primero en ir a Berlín con el único propósito de pedirle al Jefe del Estado Mayor Alemán -Beck- que le admitiera en el Ejército alemán.

R: Me alegra que hable de esto, especialmente para que pueda aclarar mi situación. Necesitaba hacer una solicitud para obtener mi nuevo puesto en la Wehrmacht alemana. Era conocido debido a mis actividades militares, al igual que cualquier agregado militar es conocido en el país en el que sirve.

Además, puedo explicar fácilmente por qué me cambié de puesto tan rápido. He dicho que mis actividades y esta cooperación con otros Estados, que no fue decidida por mi sino por mi oficial superior austriaco en el Servicio de Inteligencia austriaco, se dirigieron en aquel tiempo contra un país vecino, Checoslovaquia; Checoslovaquia era el siguiente país después de Austria. Por tanto, era natural que mi posterior jefe, Canaris, que me conocía de mi antiguo puesto, estuviera muy interesado en que fuera a su departamento. Solicitó mi traspaso y también lo hizo Beck, al que visité. Hay otras personas que también saben esto, y ahora he dicho todo lo que el General Beck me dijo entonces.

P: ¿Es entonces cierto que usted fue a Berlín y trató de ser transferido a la Wehrmacht alemana, lo que usted al principió negó?

R: No, no es cierto, no traté de hacerlo. Otros hicieron la petición. Puedo incluso decir que no fui allí, volé allí. Canaris, que me conocía, no sólo por mi actividad como militar, sino también por mi actitud personal (al igual que me había conocido Maroga y al igual que el Coronel-General Beck, al que Canaris habló de mi), pidió mi traspaso. No pedí el puesto, sino que otros lo pidieron por razones que sólo después tuve claras, porque conocían mi actitud personal, al igual que mis camaradas austriacos; lógicamente, pocos podían saber esto y de mi. Así fue como ocurrió.

DR. SAUTER: No tengo más preguntas que hacerle al testigo.

EL PRESIDENTE: Antes del interrogatorio quiero anunciar que esta tarde el Tribunal no celebrará sesión pública.

DR. STAHMER: Soy el abogado del acusado Goering, y querría hacerle unas pocas preguntas al testigo.

INTERROGATORIO DEL DR. STAHMER (abogado del acusado Goering):

P: Testigo, si le entendí correctamente, usted dijo ayer que, de acuerdo con las convicciones interiores básicas del General Canaris, la guerra en Polonia, que no tuvo éxito, era el fin de Alemania y nuestra desgracia. Esta desgracia, sin embargo, habría sido mayor si hubiera triunfado el sistema, lo que trataba de evitar el General Canaris. ¿Le entendí bien?

R: No me entendió bien, con una excepción. No fracasó en su intento de evitarlo; el ataque no era evitable, y Canaris no tenía forma de saber esto.

P: ¿Sabe usted que el Almirante Canaris, durante los primeros años de la guerra, tuvo organizaciones de sabotaje muy activas tras el frente, y que estaba personalmente muy ocupado con estas organizaciones?

R: Naturalmente conozco esto, y he informado ampliamente a los departamentos americanos que han estado interesados en esto, en este tema.

P: ¿Pero cómo es eso posible? Esto no concordaría con sus creencias políticas interiores.

R: Esto se explica por el hecho de que en el círculo en el que era activo nunca pudo decir lo que realmente pensaba, al igual que otros miles no pudieron hacerlo. Lo esencial no es lo que dijo, o lo que tuvo que decir, sino lo que hizo y cómo lo hizo. Esto es lo que sé y otros también lo saben.

P: La cuestión no es lo que dijo, sino lo que realmente hizo. No sólo propuso esas medidas, sino que se aplicó en su ejecución, ¿no es así?

R: Tenía por supuesto que permanecer ostensiblemente en los límites de su oficina para mantener su puesto. Eso era lo importante, que tenía que mantenerse en ese puesto para evitar en 1939 lo que finalmente ocurrió en 1944. Entonces trató de controlar las cosas, y quiero comparar a Canaris con Himmler; no es necesario mencionar cuál era el objetivo ya que tomó partido.

P: Usted ha mencionado el nombre de Himmler; querría hacerle las siguientes preguntas en relación a ello.

¿Sabe que el Almirante Canaris, durante los primeros años de la guerra, mantuvo estrechas relaciones con las SS y que la necesidad de una cooperación estrecha con las SS fue destacada por él repetidas veces hasta el punto de que el acusado Goering tuvo que aconsejarle que fuera más independiente en sus funciones militares?

EL PRESIDENTE: Está yendo muy deprisa y no creo que esté respetando lo que he dicho hace un momento, que ayudaría al Tribunal que hiciera una sola pregunta cada vez.

DR. STAHMER: Querría resumir mi pregunta de esta forma: ¿sabía el testigo que el Almirante Canaris, durante los primeros años de la guerra, tuvo buenos contactos con las SS y reconoció la necesidad de una cooperación estrecha con la formación, un hecho que él siempre destacó?

EL TESTIGO: Sí, sé esto, y también por qué.

P: (continuando): ¿Y por qué?

R: Porque de esta forma podía ver y obtener información de todo lo que le pasaba a estas personas, y así poder intervenir cuando hubiera ocasión.

P: ¿Era labor de su organización y del departamento de Canaris respectivamente proporcionar información de inteligencia enemiga a tiempo a los Cuarteles Generales?

R: No entiendo qué tiene que ver la oficina de Canaris con esto.

P: ¿Su sección, de la oficina de Canaris?

R: ¿Por qué?, por supuesto, el Departamento I...

P: Bien, de acuerdo con mi información su oficina no proporcionó información sobre el desembarco anglo-americano en el Norte de África. ¿Es cierto?

R: No lo sé, no quiero responder por el Departamento. Es una pregunta que podría ser respondida fácilmente por el Oberst Pieckenbrock, pero no por mi.

P: En cuanto al caso Rowehls, usted dijo ayer que un coronel de la Fuerza Aérea, Rowehls, dirigía una tropa especial que tenía como misión realizar vuelos de reconocimiento sobre Polonia, Inglaterra y el Sureste antes de la campaña polaca, y también dijo que el Coronel Rowehls fue a ver al Almirante Canaris y a informarle del resultado de estos vuelos, y que le presentó sus mapas fotográficos. ¿Es cierto?

R: Sí. ¿Cómo lo sabría si no? No me lo inventé.

P: No he dicho eso.

¿Cómo fue el Coronel Rowehls a informar al Almirante Canaris de esto?

R: Creo que lo mencioné ayer, esto era una función del departamento Ausland-Abwehr, Obere Abteilung.

P: ¿Ha visto usted las fotografías que se hicieron sobre Inglaterra?

R: Sí, las he visto.

P: ¿Cuándo y dónde le mostraron esas fotografías?

R: En la oficina de Canaris, pero no eran asunto mío. Coincidió que estaba presente en aquel momento. Me interesaba ver lo que pasaba.

P: ¿Qué se veía en esas fotos?

R: No recuerdo los detalles. Eran fotografías tomadas desde aviones.

P: ¿No le mostraron las fotografías?

R: No, no me mostraron las fotografías, era meramente un observador casual e interesado en esta ocasión, como le he dicho antes.

P: ¿Le entregó Rowehls algún informe escrito sobre estos vuelos de prueba a la Amt?

R: No lo sé.

P: ¿No lo sabe?

Usted dijo también que el escuadrón de Rowehls hizo vuelos desde Budapest más tarde

R: Sí.

P: ¿Sabe usted esto a través de su propia información o conocimiento?

R: Lo conozco por mi investigación personal; la época está registrada en el diario de la sección, y debido a que en aquel momento estaba en Budapest, y porque en aquel momento se me pidió que asistiera a una Ceremonia de Nombramiento en el Palacio.

P: ¿Y por qué se hicieron estos vuelos desde Budapest?

R: No lo sé, lo dije ayer. Tendría que responder a esto algún caballero de la Fuerza Aérea.

DR. DIX (abogado del acusado Schacht): Probablemente no me conoce. Soy el Dr. Dix, el abogado del acusado Schacht.

INTERROGATORIO DEL DR. DIX

P: Testigo, ¿conoce usted al Capitán Struenck del Abwehr?

R: Querría que me dijera algo sobre ese nombre. El nombre por sí solo no me dice nada. Deme alguna pista que refresque mi memoria.

P: Es un abogado que era un oficial en la reserva del Abwehr, no sé de qué departamento, pero debería decir que del departamento de Pieckenbrock. Sin embargo, si usted no lo conoce, no le haré más preguntas.

R: Si estaba con Pieckenbrock, no le conozco. Conocía a pocos. ¿Vive aún Struenck?

DR. DIX: No, está muerto.

EL TESTIGO LAHOUSEN: ¿Fue ejecutado?

DR. DIX: Sufrió la misma muerte de Canaris y Oster. Como información para el Tribunal, querría añadir que hice esta pregunta porque nombré testigo a Struenck, y el Tribunal le ha admitido como tal. Quería aprovechar esta oportunidad... pero si usted no le conocía, no seguiré haciéndole preguntas.

LAHOUSEN: En cuanto a la pregunta de si todavía vive, creo recordar que este hombre, al igual que otros a los que conocí, podría muy bien haber sido asesinado, pero no puedo ser más preciso en este punto.

DR. FRITZ (abogado del acusado Fritzsche): Querría hacerle al testigo unas pocas preguntas.

INTERROGATORIO DEL DR. FRITZ:

P: Testigo, ¿sabe que el acusado Fritzsche, después de mayo de 1942, fue transferido al Sexto Ejército como militar, y que allí supo por primera vez de la existencia de una orden de ejecución y que recomendó al Comandante Supremo del Sexto Ejército, Paulus, que suspendiera esta orden dentro de la jurisdicción de su ejército y que diera a conocer esta decisión por medio de folletos arrojados sobre el frente ruso?

EL PRESIDENTE: Tenga cuidado y haga sólo una pregunta cada vez. Acaba de hacer tres o cuatro preguntas de un golpe.

P (continuando): Sí, Señoría. ¿Sabe que Fritzsche le aconsejó a Paulus que anulara la orden en el área de su ejército?

R: Esa orden ya había sido dada a su ejército. ¿Sería tan amable de indicarme la fecha aproximada?

P: Fue durante la campaña de Rusia, como dije ayer. La mayoría de estas cosas ocurrieron en mayo de 1942.

R: No. En relación a Fritzsche, no lo sé. En relación con el nombre de Reichenau, que fue mencionado antes, recuerdo una conversación entre Reichenau y Canaris. Eso fue para mi algo muy interesante, y las ideas y juicio de Reichenau sobre cosas de esta conversación, en este círculo, en el que había presentes otros caballeros, demostraron que él era totalmente diferente de lo que me esperaba y de la opinión que tenía de él. No sé nada de esta cuestión en particular.

P: ¿Tampoco nada sobre el hecho de que Paulus ya entonces había anulado la orden dentro de la zona de su ejército?

R: No, nada relacionado con el nombre de Paulus, pero en general creo, como también mencioné ayer, que varios comandantes de ejército, cuyos nombres ya no recuerdo, todos esos nombres están registrados, y ya les he informado de ellos.

INTERROGATORIO DEL DR. KAUFFMANN (abogado del acusado Kaltenbrunner):

P: ¿Conoce a Kaltenbrunner?

R: ¿Kaltenbrunner? Vi a Kaltenbrunner una vez, un día que siempre quedará en mi memoria. También era la primera vez que se veían Canaris y Kaltenbrunner. Los hechos ocurrieron en Munich, en el Hotel Regina, y ese día dos jóvenes, un estudiante y su hermana, fueron arrestados y ejecutados. Habían distribuido panfletos en el auditorio de la Universidad de Munich. Leí el contenido de los panfletos y recuerdo que entre otras cosas se hacía un llamamiento a la Wehrmacht.

Puedo reconstruir fácilmente lo ocurrido aquel día. Fue la primera y la última vez que vi a Kaltenbrunner, cuyo nombre me era familiar. Por supuesto, Kaltenbrunner mencionó este tema a Canaris en presencia de testigos y todo el mundo estaba terriblemente impresionado por lo que había ocurrido, y Kaltenbrunner le habló de ello a Canaris de una forma tal que calificarlo de cinismo sería una descripción comedida. Es todo lo que puedo decir para responderle.

P: Kaltenbrunner afirma que Himmler mantuvo para si mismo plenos poderes ejecutivos, mientras que él estaba a cargo sólo de informar. ¿Concuerda esto con la conversación que usted acaba de mencionar?

R: Querría que usted me dijera qué relación tiene esto con el asunto de Kaltenbrunner y Himmler -el poder político que había en las SS, sólo he dado una simple descripción de este hecho- le puedo dar los nombres y las personas presentes, que sufrieron una gran impresión.

INTERROGATORIO DEL DR. BOEHM (abogado de la SA)

P: Se le preguntó ayer a usted si las órdenes sobre el trato a los prisioneros de guerra soviéticos eran conocidas por los líderes de las SA y otras organizaciones, y usted respondió que estas órdenes debieron ser conocidas por ellos, y querría ahora preguntarle quiénes eran estos líderes en aquel tiempo y cuáles eran sus nombres.

R: No sé quiénes eran ni sus nombres. También he dicho explícitamente ayer por qué dije eso. Estas órdenes deberían haber sido conocidas ambas por ellos y por un amplio círculo, a través de su ejecución y por supuesto a través de la vuelta de los heridos. El pueblo alemán tenía que saberlo.

P: En otras palabras, tan sólo es una opinión suya pero de ninguna manera un hecho basado en información.

R: No, no se basa en información. Nunca he hablado con ningún líder de las SA sobre ello. Nunca tuve nada que ver con ellos, y no creo que ninguno me conozca bien.

P: ¿Puede declarar esto, es decir, que las órdenes que se mencionaron ayer se dieron a cuerpos de las SA, destacando el término SA?

R: ¿Podría por favor volver a formular esa pregunta?

P: ¿Podría usted declarar si usted supo si el contenido de estas órdenes de las que se habló ayer fue enviado a cuerpos de las SA a través de los canales habituales?

R: No, no a través de los canales habituales, no, sino en la forma que he indicado anteriormente en otras palabras, que miembros de las SA que también estaban en la Wehrmacht vieron realmente lo que ocurría, y cuando volvieron o se pusieron en contacto con ellos hablaron de los judíos como hacía todo el mundo. Sólo fue así.

P: ¿Sabe usted si miembros de las SA se encargaron de los prisioneros de guerra?

R: Dentro del marco de la utilización de las SA en la Wehrmacht, sí.

P: ¿Tiene alguna información personal sobre eso?

R: No, nunca he dicho eso. He dicho que ya había hablado de las SA.

P: Le he preguntado qué líderes de los cuerpos de las SA lo han sabido, y usted contestó que tenían que haberlo sabido.

R: Dije que los líderes de estas organizaciones, de esta forma, lo han sabido.

P: Y hoy le pregunto si cuerpos específicos de las SA habían recibido estas órdenes.

R: Sólo puedo repetir lo que dije ayer, y creo que fui muy claro en este punto, en otras palabras, cómo estas órdenes, que yo no leí, aunque conozco sus efectos de todas formas...

P: Puedo imaginarme cómo ocurrió esto, pero le he preguntado si usted sabe si realmente se dieron estas órdenes a las SA.

R: No.

P: ¿No lo sabe? ¿Sabe algo que demuestre que se utilizó a miembros de las SA para supervisar a los prisioneros de guerra, de acuerdo con su información personal?

R: Sí, porque yo mismo, en un visita al Grupo de Ejércitos Norte vi a un hombre de las SA que le dio una patada a un prisionero de guerra ruso, por lo que le reprendí. Seguramente esto aparece en algún lugar en mis archivos, así como unos hechos sobre un Arbeitsdienst Mann.

P: ¿Informó de alguno de estos incidentes a sus oficiales superiores?

R: Informé a mis oficiales superiores, y también elaboré informes sobre estos viajes, verbalmente o por escrito, y en muchas de estas ocasiones hubo discusiones.

P: ¿Tiene algo en sus archivos?

R: Sí.

P: ¿Puede ser tan amable de presentar esto?

(Conversación entre el abogado y el testigo en alemán no traducida)

R: Lo estoy buscando. Esto es sobre el Arbeitsdienst Mann, este documento.

P: ¿No es sobre las SA?

R: No lo tengo aquí. Tendría que buscarlo.

P: ¿Existe alguna posibilidad de que usted pueda encontrar algún documento?

R: Tendría que obtener todo el material que tienen las autoridades americanas, y tendría que buscar detalladamente por esta posibilidad.

DR. GEORG BOEHM (abogado de las SA): Le pediré al Tribunal que lo haga posible en algún momento.

P (continuando): También querría preguntarle si tiene alguna otra información que demuestre que se hizo que miembros de las SA, de los que usted dijo anteriormente que eran empleados en tareas de supervisión, ejecutaran estas órdenes, con respecto a lo dicho sobre prisioneros de guerra rusos.

R: No, no personalmente.

P: Gracias.

DR. STAHMER (abogado de Goering): Querría pedirle al Tribunal que establezca una regla fundamental, si el acusado tiene también derecho a hacerle preguntas al testigo personalmente. De acuerdo con el Estatuto en alemán, Párrafo 16, creo que esto está permitido sin duda.

EL PRESIDENTE: El Tribunal estudiará la cuestión que usted ha planteado y le contestará más tarde.

SR. LETRADO JACKSON: La acusación de Estados Unidos desearía ser escuchada, estoy seguro, si hubiera alguna posibilidad de que ese punto de vista sea adoptado por el Tribunal.

EL PRESIDENTE: Quizás sea mejor entonces que le escuchemos ahora, Sr. Letrado Jackson.

SR. LETRADO JACKSON: Bien, creo que está muy claro que estas normas son mutuamente excluyentes. Todos tienen derecho a dirigir su propia defensa o disponer de la ayuda de un abogado. Ciertamente esto parecería más una actuación que un juicio si entramos en ese tipo de cosas. Al definir este Estatuto nos adelantamos a la posibilidad de que algunos de estos acusados, siendo ellos mismos letrados, pudieran dirigir su propia defensa. Si lo hacen, por supuesto, tendrán los mismos privilegios que un abogado. En cambio, si se aprovechan de los privilegios de tener abogado, alegamos que no tienen derecho a ser oídos en persona.

DR. STAHMER: Querría señalar una vez más que el párrafo 16(e), según mi opinión, apoya muy claramente mi punto de vista, y dice que el acusado tiene el derecho, sea personalmente o a través de su abogado, de presentar evidencias, y de acuerdo con el texto alemán está claro que el acusado tiene derecho a interrogar a los testigos llamados a declarar por la acusación.

EL PRESIDENTE: ¿Desea algún otro abogado alemán, abogado de los acusados, interrogar al testigo?

DR. SERVATIUS (abogado del acusado Sauckel): Querría señalar que según los formularios que el Tribunal nos ha dado, tanto el acusado como su abogado pueden presentar una alegación. Hay espacio para dos firmas en el cuestionario. Pido por tanto que el propio acusado tenga derecho a hablar en la sala.

EL PRESIDENTE: Lo que he preguntado es si algún otro abogado de los acusados desea interrogar al testigo.

(El Dr. Boehm se aproximó al estrado)

EL PRESIDENTE: ¿Qué? ¿Puede ponerse los auriculares, por favor, a no ser que entienda el inglés?

¿Qué es lo que quiere preguntar ahora? Usted ya ha interrogado al testigo.

DR. BOEHM: Sí, le he interrogado, pero le he oído decir que tiene declaraciones escritas, que ha elaborado un informe sobre algo de lo que ha sido testigo. No puedo dar por terminado mi interrogatorio al testigo aún.

Querría presentar una alegación pidiendo que se permita al testigo de la acusación buscar en todos los informes y archivos y que nosotros podamos inspeccionar todo el material.

EL PRESIDENTE: Creo que su interrogatorio ha de concluir ahora.

DR. BOEHM: De acuerdo.

EL PRESIDENTE: El Tribunal considera que sería mejor, si quiere presentar alguna otra alegación con referencia a este testigo, que lo haga por escrito más tarde.

DR. BOEHM: Sí.

EL PRESIDENTE: Entonces, ya que ningún otro abogado de los acusados desea interrogar al testigo, el Tribunal se retirará ahora para estudiar la alegación presentada por el Dr. Stahmer: si un acusado tiene derecho a interrogar al igual que su abogado.

(Receso)

EL PRESIDENTE: El Tribunal ha analizado cuidadosamente la cuestión planteada por el Dr. Stahmer, y sostiene que los acusados que son representados por abogados no tienen derecho a interrogar a los testigos. Tienen derecho a ser llamados como testigos ellos mismos y a hacer una declaración al final del juicio.

¿Desea la acusación formular alguna otra pregunta a este testigo como segundo interrogatorio?

CORONEL AMEN: Tan sólo una pregunta, Señoría.

EL PRESIDENTE: Hagan volver al testigo aquí.

EL ALGUACIL DE LA SALA: Se lo han llevado.

EL PRESIDENTE: ¿Se lo han llevado?

EL ALGUACIL: Correcto. Se lo llevó un capitán que lo trajo aquí al juicio. Han ido a buscarle ahora.

EL PRESIDENTE: ¿Sabe lo lejos que puede estar?

EL ALGUACIL: No, Señoría, no lo sé. Lo averiguaré inmediatamente.

EL PRESIDENTE: Coronel Amen, ¿son las preguntas que quiere hacer de tal importancia para el Tribunal como para esperar a este testigo, o se le puede volver a llamar a declarar el lunes?

CORONEL AMEN: Creo que no son tan importantes, Señoría.

EL PRESIDENTE: Muy bien, entonces, se levanta la sesión, y se ha de saber que en el futuro ningún testigo abandonará, mientras se le esté interrogando, el recinto de este Juzgado, salvo orden del Tribunal.

CORONEL AMEN: No sé cómo ha ocurrido, Señoría, creía que seguía aquí.

(Se levantó la sesión hasta las 10 horas del 3 de diciembre de 1945)



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