Yanina Olivera, Montevideo (Uruguay). 27 de Enero de 2005 (AFP)
Tras sobrevivir al nazismo, Ana Vinocur —cuyo nombre de soltera es Hanka Benkel— pasó dos años internada en hospitales para recuperarse.
"Tengo que imaginarme que el día de la liberación fue para mí el día del nacimiento. Tengo que edificar un futuro", se dijo Ana Vinocur tras sobrevivir a los campos de Auschwitz y Stutthof, y pasar por el ghetto de Lodz, su ciudad polaca natal.
De 78 años, esta mujer de ojos chispeantes llegó en 1947, con 21 años, a Uruguay, donde se casó y empezó una nueva vida, luego de ser separada de su familia y de ver morir a su madre en sus brazos.
Fueron llevadas a Stutthof, donde abundaban piojos, pulgas, chinches, epidemias. "Dormíamos en el suelo. Había una capa (carcelera) muy cruel. Cada vez estábamos en un círculo peor, como los círculos de Dante".
"Mi madre fallece en este campo. Me sentía tan sola y deprimida... Pero de repente cayó una bomba. Necesito sobrevivir, me dije".
Stutthof, que Ana abandonó en Abril de 1945, fue volado. Hoy allí sólo hay un memorial.
Los prisioneros fueron llevados a un puerto sobre el Báltico y obligados a subir a buques cargados con municiones que eran bombardeados por la aviación aliada.
Los que no iban sentados eran arrojados al mar. Una chica buscaba desesperada donde sentarse y Ana, que pesaba 30 kilos, le dijo que se sentara encima de ella. Así le salvó la vida.
Se llamaba Lanka, era polaca pero cristiana. Luego Lanka salvó a Ana cuando una bomba provocó un incendio en el buque.
"Había gente mutilada, algo espantoso. El humo no me dejaba respirar", cuenta. Lanka le dijo de subir a la cubierta —"era mejor morir por el agua que por el fuego"— pero Ana no pudo moverse. Lanka la arrastró hasta cubierta.
"Creí que estaba muerta. '¿Estamos en el cielo? le pregunté. Y Lanka me respondió: 'No, estamos en cubierta". Milagrosamente el fuego había sido apagado por las olas y no llegó a las municiones.
Fueron rescatadas por un barco alemán que decía SOS. Eran de la Wermacht (ejército). "Pusieron una tabla par a cruzar al barco salvavidas, pero yo no podía caminar. Lanka insistió en que me levantara, me sostuvo y cruzamos".
Fuente: Informator Stutthof, D. Drywa (Versión en inglés)
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