Hijo de un diplomático alemán destinado en La Haya, se dedicó a la carrera diplomática siendo destinado en Washington, Pekín y en el Vaticano.
Se casó en 1906 con Bertha Krupp, auténtica heredera de la compañía metalúrgica desde 1902, tras el suicidio de su padre. Después de la boda, en 1909, Gustav cambió su apellido por el de "Krupp" para dirigir personalmente las empresas ya que, en aquella época, no estaba bien visto que una mujer gestionase una industria de tal magnitud.
Durante la Primera Guerra Mundial, el grupo industrial Krupp AG obtuvo el monopolio en la producción armamentística pesada pero esto le provocó perder su cartera de clientes aunque se enriqueció con su suministro de armas tanto a Alemania como a sus países aliados.
Tras el Tratado de Versalles de 1919, se le negó el seguir produciendo armas por lo que Krupp se vio obligado a reconvertir sus factorías para producir maquinaria agrícola. A petición de Suecia y Holanda, fabricó en secreto piezas de artillería para estos países que, para no verse involucrados directamente, realizaron los contratos a través de terceras empresas. Viendo que nadie sospechaba de esta producción ilegal, desde 1930 aumentó la producción bélica fabricando tanques y submarinos.
En principio firme opositor al nazismo, Krupp cambió su parecer cuando en 1933 Hitler eliminó los sindicatos, lo que satisfizo a Krupp. Para aumentar más su apoyo al régimen nazi, recibió enormes pedidos del ejército alemán para el rearme del país; estos contratos unidos a la aportación de más de 70.000 prisioneros esclavos para trabajar en sus fábricas, algunas de las cuales las instaló cerca de campos de concentración como por ejemplo en Auschwitz (Polonia).
En 1939 la salud de Gustav Krupp se resiente; sufre una parálisis parcial en 1941 y ante la imposibilidad de dirigir personalmente sus fábricas, en 1943 entrega la dirección de las mismas a su hijo Alfried Krupp.
Tras acabar la Segunda Guerra Mundial fue condenado a 12 años de prisión pero no los cumplió en su totalidad saliendo en libertad en 1951 por las secuelas de un accidente de tráfico sufrido días antes del comienzo de los Juicios de Nuremberg que le dejó malherido y aumentó sus limitaciones físicas.
|